miércoles, 20 de febrero de 2008

LA DEL ANUNCIO DE COCACOLA

“No es país para viejos”, ni película para viejos, ni para jóvenes, ni adolescentes, ni para niños, ni para él, ni para ella, ni para enamorados, casados, desencantados, altos, bajos…
Nos encontramos ante la última película de los hermanos Coen. Un nuevo desencuentro entre la crítica, los espectadores intelectuales y el resto del público.
No obstante, aunque la película es bastante flojilla, Joel y Ethan vuelven a demostrar una vez más que son expertos en el diseño y planteamiento de personajes, esta vez representado por Anton Chigurh: un asesino a suelto perfectamente elaborado por un Bardem en estado de gracia que recrea uno de los mejores asesinos de los últimos años: después de asistir a una década de psicópatas sobreactuados de infancia traumática, nuestro paisano nos plantea una sobria interpretación de un hombre que le mata (y nada de motivos sexuales ni patrones bíblicos), simplemente mata.
Desde el inicio de su carrera, los Coen, nos vienen planteando una de las más interesantes galerías de freaks del cine que abarca desde el ladrón de poca monta en busca de un hijo (Nicolas Cage en “Arizona Baby”), un guionista en el infierno (John Turturro en “Barton Fink”), una aparentemente ingenua sheriff embarazada (Frances McDormand en “Fargo”), la cuadrilla de “Ladykillers” (y no sólo Tom Hanks, recordemos a “montañesa”, “el general”…), los tres fugitivos de “Oh! Brother”, pasando por el John Goodman de “El gran Lebowsky” (bueno, aquí toda la parroquia de la bolera es bastante curiosa) hasta, como no, a “El Nota”.

Nada de ir a ver “una de los Coen”, a partir de ahora, ver “el nuevo (personaje) de los Coen”.
Ah! Lo dicho: Bardem muy biem y Tommy Lee Jones nacido para ese sombrero, por cierto, ¿Quién es el protagonista de la película? ¿Por qué no se ha nominado a Bardem como protagonista si él lleva el peso (e incluso, el interés) de la misma… y es él quien sale en el poster?

Curioso que en las dos favoritas a los Oscars, las mujeres no pinten una mierda. Esto pasa en España y cualquiera oye a las “feminicidas” del Instituto de la mujer.

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