martes, 27 de mayo de 2008

DE FRIKIS Y HÉROES(II)

No recuerdo el nombre del crítico que dijo que todo lo escrito después del Quijote son variaciones en torno a esta obra. Es curioso como, por extensión, muchas de las situaciones y anécdotas que nos ocurren parecen también sacadas de las aventuras de nuestro más famoso personaje literario.
La polémica aventura eurovisiva que comenzó hace unos meses con la elección de Chikilicuatre como nuestro representante en el certamen de la canción, llegó a su fin hace unos días con unos resultados más que aceptables. Y tras la resaca, las voces discordantes que surgieron en las votaciones, y que han permanecido desde entonces en las sombras, han vuelto a salir para atacar el que ha sido el mejor resultado desde 2004 y la mejor audiencia de eurovisión en años (14 millones de telespectadores). Ya el domingo en diferentes medios se pedía la “muerte” de chikilicuatre (el personaje, claro)
Televisión Española se apuntó al carro y quiso sacar tajada del fenómeno televisivo de la temporada explotando la chikimanía (con politonos, especiales, cobertura diaria…), rescatando a Raffaella Carrá y su casposo formato de programa con petardos televisivos (Loles León, Alaska, Iñigo, Bibiana Fernández, ¡¡Juan Adriansens!!) y desempolvado a Uribarri para dejarlo campando a sus anchas en su medio natural (retransmitiendo el certamen, por supuesto)
Más allá del fenómeno mediático, los españolitos de a pie que nos quedamos pegados a televisión española asistimos a uno de los más bochornosos espectáculos que se recuerdan, y no me refiero a las actuaciones (el nivel ha sido de los mejores que se recuerdan), sino a un sistema de votaciones que no hacen más que mostrar que, el declive de eurovisión viene dado por el descarado amiguismo que muestran tanto los países nórdicos como los del este.

Nos entusiasmamos en nuestra “locura” pensando alcanzar un quinto puesto, pretendiendo sacarle los colores a un concurso caduco, y nos topamos con los molinos de todos los años: un sistema de votaciones en el que, con independencia de las canciones, los países vecinos se votan entre ellos mismos. El mismo concurso se pone en ridículo.
¿Y qué hacer ante ello?
Bueno, en un principio podríamos jugar con sus propias armas: si apoyamos la independencia… a los 12 puntos de Andorra y los 10 de Portugal, podríamos tener los 12 de Galicia, los 12 de Cataluña, los 12 del País Vasco (de estos no estoy muy seguro), los 12 de Valencia, los 12 de Ceuta y de Melilla… ¿¿Será esto lo que pretende Zapatero dando cancha a los nacionalismos??
También podríamos dejar a Uribarri (que es el único que entiende la dinámica del concurso) la responsabilidad de elegir al grupo y a la canción. O mandar a algunos de nuestros ciudadanos inmigrantes del este cantando en uno de los idiomas del norte y bailando al estilo de los nuevos países recién incorporados (Azerbaiyán, Turquía…), a ver si hay suerte.

Hasta entonces, disfrutemos de la que debería haber sido la auténtica ganadora de eurovisión: la canción de Bosnia-Herzegovina “Pokusaj”


lunes, 26 de mayo de 2008

DE FRIKIS Y HÉROES (I)

Y al final, se estrenó. Volvimos a disfrutar en la pantalla de uno de los personajes más carismáticos que la industria cinematográfica (USAmérica, cómo no) nos ha regalado. Indiana Jones apareció por “la puerta grande” del cine (Cannes, cómo no), disgustando a la crítica y ofreciendo un espectáculo visual como sólo Lucas y Spielberg saben hacer.
Y tras el estreno lleno del glamour, llegó el que verdaderamente interesa, el que hace caja, el de los seguidores, frikis, fanáticos… que acudimos el jueves en busca de nuestra ansiada ración de Indi.
La película –una vez que arranca– goza de un ritmo equiparable al de las anteriores entregas, Harrison Ford da toda una lección a quienes pensaban que estaba demasiado “madurito” para aventuras, la química con Karen Allen sigue siendo efectiva, y el joven Shia LaBeuf demuestra que es un buen partenaire a la altura de Ford. Y si esto es lo que se busca, esto es lo que la película te ofrece.
Pero, claro, no todo el mundo entra en el cine con las mismas miras, con las mismas expectativas, con la misma ilusión… y los que buscamos algo más nos encontramos con una película que sigue la estela de las películas que imitan la saga indianesca: “La Momia”, “La Búsqueda”
Topamos con un guión bastante limitado (¿qué podía esperarse de David Koepp: “Parque Jurásico”, “Spiderman”, “La habitación del pánico”, “Misión Imposible”…?), un guión que apenas se adentra en unos personajes bastante pobres y planos (valgan como ejemplo esa “mala de todo a 100” y el personaje de John Hurt) y que nos muestran escenas y momentos más que prescindibles: la bomba, la nevera, las escenas con el FBI y con Jim Broadbent (que tampoco es que pinte mucho), el “momento Tarzán”… Y es que, entre escenas para quitar y homenajes a otras películas, nos queda una historia bastante simple, sin apenas giros argumentales, intriga, sorpresas… y que presenta el “misterio de la calavera” de una forma muy enrevesada.
Un guión apenas trabajado, una gran cantidad de secundarios (que convierten una aventura de Indiana Jones, en una excursión por la selva) y que poco aportan (aparte de Hurt, ese Ray “Beowulf” Winstone tampoco aporta nada), una de las bandas sonoras más pobres que se le recuerdan a John Williams (sólo variaciones sobre el tema central), y un abuso del CGI que chirría más de una vez… asolan al seguidor que ha pasado casi 20 años esperando esta aventura.

Y aparte dejamos la pérdida de la trama mística de las anteriores de la saga por esta paranormal digna del otro gran I.J. (Íker Jiménez), en la que, más que estar en contra, me entristece el tratamiento tan excesivamente explícito que se le ha dado, rompiendo desde el principio con el misterio y la intriga que caracteriza la trilogía (y que parece más digno de Mulder y Scully)

Al final queda la sensación de que se podía haber hecho mejor, de que no estamos más que ante una imitación de Indiana Jones, de de haberse llamado “John Barrows y el reino de la calavera de cristal” y a nadie le hubiera sorprendido nada.
No soy el primero en lamentar el terrible papel que viene desempeñando George Lucas en los últimos años: fulminó su saga galáctica con tres episodios y ha vuelto a tirar piedras contra su imperio con esta entrega. Al menos ya nadie puede discutir cual es la peor película de Indiana Jones.

Pecaré de nostálgico... pero es que no hay color.
Qué pena que Spielberg no recuerde cómo hay que acabar una película: